"No podría ser activista; nada es o blanco o negro"

La cita con Jane Leggett es en un local de una cadena de comida andaluza de la capital. A esta simpática estadounidense de 53 años todo le parece estupendo: Madrid, el sitio, el vino, los chopitos... Ya sacará las uñas, ya.

Experta en medio ambiente, Leggett tiene un trabajo que se desarrolla en la sombra, pero que es muy influyente: es funcionaria del CRS, el servicio de estudios del Congreso de EE UU. En concreto, ella coordina cualquier información sobre cambio climático que soliciten los senadores. ¿Que un demócrata quiere saber qué medidas está tomando China para reducir sus emisiones? Ahí está ella. ¿Que un republicano pide una lista de científicos escépticos con el calentamiento? También. No le pagan por convencer a nadie. Su deber, dice, es ser objetiva y aportar una información equilibrada. Lo que se haga con ella es otro cantar. "Me gusta porque ves muchos puntos de vista. Nada es o blanco o negro. Yo no podría ser activista y defender una sola postura", dice. Y tras insistirle, concede: "Sí, a veces es duro: cuando sabes que la información que aportas sólo va a llevar a más conflicto".

La economista aclara dudas sobre el cambio climático en el Congreso de EE UU

Leggett nació en Hartford (Connecticut), "la capital de los seguros: crecías pensando que todas las mujeres eran secretarias y los hombres médicos, abogados o corredores de seguros". La tercera de cinco hermanos, Jane siempre tuvo claro que quería tener un empleo que le permitiera mantener a una familia. Y así fue. Divorciada hace ya tiempo, vive en Washington con sus dos hijas adolescentes. La una está en estos momentos de compras por Madrid. La otra, en casa, en un internado del que Leggett habla con pasión. Como también lo hace de un viejo amor de Madrid que le arranca un pestañeo en el que se adivinan grandes momentos.

La joven Jane se matriculó en económicas y más tarde hizo un master en planificación regional. ¿Y cómo llegó al medio ambiente? "La vida, que te lleva como una ola... De estudiante viví las dos crisis del petróleo y las restricciones de gasolina, quizá tuvo algo que ver. Y un día tuve un golpe de suerte: fui a una reunión en la OCDE sustituyendo a mi jefe y de ahí salió mi primer empleo en el tema".

Leggett, que está disfrutando de los tomates de la ensalada y del arroz, ha sido durante años negociadora en asuntos de cambio climático. "Un país famoso por haber tardado en prestarle atención a la materia", aventuro... Y, entonces, Leggett borra su sonrisa y saca a la fiera que lleva dentro: "La Unión Europea y Estados Unidos tienen una visión muy distinta del tema", dice cortante. "Aquí se fijan objetivos y después ya se verá cómo se alcanzan. En EE UU es distinto. Somos muy escépticos y analíticos. Los objetivos aspiracionales no nos van. Decir que hemos hecho poco es tener un punto de vista muy europeo. La forma de actuar en la UE no tiene por qué ser la mejor. No voy a decir que EE UU siempre lo ha hecho bien, pero esto me recuerda algo que un compañero me soltó hace tiempo: 'Jane, hay muchas formas de resolver un problema y no son necesariamente todas tuyas".

Pasado el temporal, nos refugiamos de nuevo en los temas poco conflictivos. "Ahora iré a dar un paseo con mi hija", dice Leggett, que vuelve a sonreír. "A lo mejor intento encontrar la calle donde vivía la familia de aquel amor de juventud. Quizá sigan allí, quién sabe". Y allá va otro pestañeo...